18 febrero, 2013


Hijos de las nubes obtiene el Goya a la mejor película documental. Bardem recuerda a los presos saharauis en los Goya

Fuente PSL
lunes, 18 de febrero de 2013, 00:57
MADRID, 18 de febrero de 2013 (EUROPA PRESS)
El actor Javier Bardem, que ha ganado este lunes su sexto Premio Goya, en esta ocasión por su papel como productor en el documental 'Hijos de las Nubes', sobre la situación del pueblo saharaui, ha recalcado que en el Sáhara no se puede echar a la gente de sus casas porque "llevan 35 años deshauciados". "Desde que les abandonamos", ha apostillado.
"En el Sáhara no se puede recortar en salud porque no hay hospitales, ni en educación y cerrar escuelas como aqui porque no hay colegios. Tampoco se les puede echar de sus casas, porque llevan desahuciados 35 años, desde que les abandonamos. Es importante que nada de eso suceda aqui y que nada de esto siga sucediendo allí", ha planteado.
Después de agradecer el galardón, también ha resaltado que hoy ha sido un día "muy triste" para el Sáhara porque 24 jóvenes saharauis han sido juzgados por un tribunal militar de Marruecos por reivindicar los derechos de su pueblo, "y a varios se les ha condenado a cadena perpetua". Según Bardem, el Estado español no debería consentirlo.

'Veredicto Gdeim Izik': "Un día negro para la Justicia mundial"


Más de dos años en prisión después, un tribunal militar ha condenado a 22 de los 24 presos políticos saharauis detenidos tras el desmantelamiento de Gdeim izik. A nueve de ellos los condena a cadena perpetua. 14 a más de 20 años de prisión. Y dos quedan en libertad por el tiempo que han permanecido en prisión. La defensa lo considera una condena "brutal", sobre todo, dicen, porque "en el juicio no se mostró ni una sola prueba que pudiera hacer dudar de la inocencia de los acusados". Aseguran que "es un día negro para la justicia marroquí y mundial".
Siete horas de deliberación bastaron para que los jueces que componían el tribunal militar marroquí que juzgó a 24 presos políticos detenidos tras el desmantelamiento de Gdeim Izik determinara una de las sentencias más brutales que se recuerdan en la administración judicial alauita. Nueve sentencias cadenas perpetuas -una de ellas a un saharaui juzgado en rebeldía-, 30 años de prisión para otros cuatro ciudadanos saharauis, 25 para siete más y 20 años para tres de ellos. Dos han quedado en libertad, después de entender los jueces que con el tiempo que han permanecido en prisión desde su detención es suficiente como pena.
El juicio, después de varios aplazamientos, se ha celebrado en nueve días en los que ha habido más de 100 horas de sesiones interminables. Tras finalizar, en siete horas el tribunal militar dictó la sentencia que dejó a los abogados de la defensa “perplejos y asombrados”. Inés Miranda, abogada canaria que da soporte a los letrados que defienden a los saharauis, aseguró que “no hay fundamento jurídico en la sentencia. No ha habido ni una sola prueba que ni siquiera pudiera hacer dudar de la inocencia de los acusados”. Sostiene que “había imprecisión en el número de víctimas”, por las que se acusaba a los 24 saharauis y “no había ninguna relación entre los hechos narrados por la acusación y los imputados”.
Además, los abogados de la defensa denuncian que todas las declaraciones previas de los acusados no se obtuvieron en un proceso de instrucción normal sino bajo tortura. En el juicio se intentó explicar esta situación, a lo que, según diferentes fuentes, el tribunal militar ordenaba silencio porque no era causa que se juzgara la tortura, sino los hechos. Miranda sostiene que “ha habido continuas irregularidades durante el proceso, comenzando por la detención, tras el desmantelamiento de Gdeim Izik”.
Y en qué se basa el jurado para determinar una pena, otra o la libertad. Pues no queda claro en el relato de los hechos expuestos ni tampoco en la sentencia. La defensa mantiene que “se trata de un desatino completo. No había ningún hecho concreto por el que le preguntaran” y destacan que la Fiscalía marroquí “mostró la foto de varios acusados en el campamento de Tinduf como un elemento de carga”. La defensa, en el juicio, respondió que entonces “todo el cuerpo diplomático marroquí debería estar encausado en el proceso, al reunirse en multitud de ocasiones con miembros del Frente Polisario”.
Inés Miranda concluye que “ha sido un juicio político” en “un día negro para la justicia marroquí porque ha tenido un momento magnífico para demostrar que se está democratizando”. Y extiende la responsabilidad al señalar que “no deja de ser un día negro para la Justicia en todo el mundo”.

Marruecos castiga a la resistencia saharaui con 22 duras condenas

Organizaciones prosaharauis de todo el mundo criticaron la sentencia emitida en la madrugada del ayer por el tribunal militar de Rabat. El fallo incluye durísimas condenas a 22 de los 24 imputados y se basa en acusaciones que no se formularon en el primer momento.
El tribunal militar de Rabat ha cerrado el círculo abierto por Marruecos con el desalojo violento del campamento de Gdeim Izik, que en 2010 se convirtió en el mayor exponente de la resistencia saharaui en muchos años, llegando a concentrar a las afueras de El Aaiún a unas 40.000 personas en su momento más importante. Semanas después, cuando se calcula que quedaban allí unas 8.000, el Ejército entró a sangre y fuego tras imponer un bloqueo informativo total en la zona. La resistencia saharaui habló de decenas de muertes tanto en el campamento como en la ciudad. Fue posteriormente cuando Marruecos comenzó a hablar de que agentes suyos también habían muerto violentamente. Luego cuantificó su número en once y ha juzgado por ello a estos 24 saharauis detenidos.
Tras un juicio basado exclusivamente en autoinculpaciones efectuadas bajo tortura según la defensa, en la madrugada de ayer se emitía una sentencia que agrava el conflicto al superar las previsiones. Se condena a graves penas, más de 20 años de cárcel y ocho cadenas perpetuas incluidas, a 22 de los 24 activistas saharauis, que negaron las acusaciones y aseguraron que solo fueron detenidos por su cercanía o pertenencia al Frente Polisario.
A los condenados, el tribunal militar de Rabat les achaca «formación de banda criminal» y «violencia contra las fuerzas públicas con resultado de muerte». Se habla incluso de mutilaciones en los cadáveres.
En su alegato final del viernes, la defensa pidió la absolución de todos ellos por considerar que no existían pruebas. Estimó que las declaraciones verbales supuestamente obtenidas por la Policía Judicial en las que los acusados se autoinculpan eran nulas y que, de hecho, contenían contradicciones.
La Fiscalía, en cambio, insistió en la validez y legalidad de los documentos policiales. Aludió a la existencia de un plan detallado para cometer crímenes que incluiría las herramientas necesarias, los fondos y el lugar en el que se perpetrarían.
La batalla de fondo por saber qué ocurrió en Gdeim Izik estaba tergiversada de raíz por el bloqueo informativo que entonces impuso Marruecos, y que a día de hoy mantiene abiertas todas las incógnitas.
En este sentido, buscando al parecer un golpe de efecto, el fiscal proyectó el viernes ante la sala las imágenes emitidas por una televisión española de niños palestinos muertos en Gaza que se atribuían a Gdeim Izik como prueba la intención de inducir al error.
Por su parte, los abogados de los acusados señalaron que las fotografías en las que aparecían acompañados de miembros del Frente Polisario presentadas por la Fiscalía eran «la verdadera razón de su persecución» y la prueba irrefutable que se ha tratado de un juicio exclusivamente político.